Con el corte de la piña mezcalera, iniciamos el proceso; preparando los hornos cónicos en la tierra para cocer lentamente las piñas con leña de mezquite. Al séptimo día, con hachas cortamos las piñas para que la molienda macere con piedra jalada por mula y nos regale la pasta triturada, que ponemos a fermentar, sin añadidos, en tinas de pino. De ahí pasamos a la doble destilación en alambiques de cobre, extrayendo los mostos que dan forma a nuestra pócima sagrada.
